Industria discográfica y crisis

Las noticias sobre nuevos juicios a quienes administran o utilizan servicios de intercambio de archivos por Internet son moneda corriente en los sitios más importantes de tecnología. En breve, la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos deberá decidir acerca de la responsabilidad de los dueños de Grokster y Morpheus en el intercambio de música que tenía lugar en sus servicios. Del lado de los acusados se argumenta que el intercambio de archivos tiene muchos usos legales, y que por lo tanto prohibir tal actividad sería tan arbitrario como prohibir la venta de automóviles para impedir que alguien conduzca a 180 KM/h y mate gente con ellos.
Los demandados tienen un antecedente a favor: la misma Corte falló en los años ochentas a favor de Sony en la demanda iniciada por la Motion Picture Association of America. Por aquel entonces, la empresa japonesa había empezado a fabricar las primeras videograbadoras Betamax, y la asociación (que agrupa a los grandes estudios de Hollywood) afirmaba que dichos artefactos afectarían económicamente a la industria del cine. El argumento del tribunal fue que no se podía prohibir la tecnología de las videograbadoras por sus posibles usos ilegales, ya que también se estaría privando a los consumidores de sus usos legales. Entre estos usos legales se establecio que el consumidor tiene derecho a ver un programa de TV en un horario distinto al que es emitido, y las videograbadoras le permitían ejercer ese derecho. Hoy en día, el mercado de alquiler de películas reporta a la industria tantas ganancias como las boleterías, y Sony, como empresa discográfica y estudio de cine, se encuentra ahora del lado acusador.
Tanto alboroto me llevó a preguntarme acerca de qué estaría pasando en el mercado discográfico argentino. ¿Está afectado el intercambio de archivos a la venta de discos? En principio, podemos darle un vistazo al siguiente gráfico (les pido disculpas por la horrorosa estética, no tuve tiempo de embellecerlos):


Venta de unidades de discos compactos en Argentina

Aquí se muestra la evolución en la venta de discos compactos en nuestro país, en unidades. Se observa el gran impacto que tuvo la recesión experimentada por nuestro país a partir del año 1998, con un piso en el año 2002, y una auspiciosa recuperación en los años 2003 y 2004. ¿Puede atribuirse la caída en ventas a la piratería o al intercambio de archivos? En mi opinión, definitivamente no. El año pasado se vendieron casi tantos CDs como en el año 2000, y en ese año pocos argentinos conocían Napster o tenía acceso a una grabadora de CDs. Tampoco había tantos usuarios de Internet como hay ahora, lo cual puede verse en este otro gráfico.


Usuarios de Internet en Argentina

Aquí puede verse como la explosión de Internet se vio ligeramente afectada durante la crisis, pero nunca se detuvo. La cantidad de usuarios de Internet se quintumplicó con respecto al año 2000, lo cual no impidió que en 2004 se vendieran casi tantos CDs como aquel año. Si se observa, en cambio, las estadísticas del INDEC sobre el consumo, notarán, por ejemplo, que las ventas en los centros de compra durante el mismo período registran una curva similar a la de las ventas de CDs.
Si las ventas muestran una franca recuperación y no han sido afectadas por el intercambio de archivos (como sí sucede en otros países, lo cual veremos más adelante), ¿por qué la oferta musical parece más chata que nunca, y las inversiones de las discográficas, escasas? Analicemos lo siguiente: si bien las ventas en pesos se recuperaron a niveles del año 2000, la devaluación redujo significativamente las ventas en dólares. Esto es importante, ya que las discográficas más grandes que operan en nuestro país son empresas multinacionales, y sus filiales locales reportan sus ingresos en la moneda verde. Veamos cómo cayeron dichos ingresos en el mismo período.


Venta en dólares de CDs en Argentina

Las discográficas pasaron de facturar casi 250 millones de dólares en 1998 a 25 millones en 2002. En 2004 la facturación fue de unos 50 millones de dólares mientras que en 2000 fue de 142 millones, a pesar de haberse vendido más o menos la misma cantidad de unidades. En 2000, un CD de un artista nuevo se vendía a 20 dólares (En Estados Unidos se conseguían por 15), mientras que en 2004 se vende a 8 dólares. De nuevo, ni la piratería ni el intercambio de archivos tienen nada que ver con este achicamiento del mercado en dólares, que lo sufrieron todas las empresas con casa matriz en el primer mundo.
¿Qué pasa en Estados Unidos? Allí sí se observó una disminución en la cantidad de CDs vendidos. Veamos el gráfico.


Venta en dólares de CDs en Argentina

Como puede verse, las ventas de 2003 bajaron a niveles de 1997. Aquí no hay argumento posible: los usuarios están utilizando nuevas tecnologías para obtener y escuchar música que son mejores que el obsoleto CD. En Estados Unidos la industria reaccionó tarde a esta tendencia, lo cual posibilitó el crecimiento de las redes de intercambio de archivos. Las demandas judiciales contra estas redes tampoco ayudaron: por cada red caida surgieron alternativas mejores y más difíciles de controlar, al punto tal que en la actualidad la industria está enjuiciando a usuarios particulares de estas redes descentralizadas.
Sin embargo, los datos sobre el año 2004 vuelven a reforzar la idea de que las nuevas tecnologías no están afectando tanto a la industria como ésta alega: a pesar de que millones de norteamericanos están comprando iPods y otros reproductores MP3 y bajando música de la Red sin parar, la venta de CDs en el año 2004 se incrementó en un 2,8% con respecto al año anterior.
En el primer mundo, los consumidores tienen alternativas legales para bajar música y escucharla luego en reproductores portátiles como el iPod. En febrero de 2004, la British Phonographic Industry (BPI) informó que por primera vez las ventas de música por Internet habían superado a las ventas en CD, gracias a una exitosa campaña de Coca-Cola.
En mi opinión, las discográficas y artistas independientes de nuestro país, se encuentran ante la oportunidad única de desarrollar un servicio legal de downloads musicales. Difícilmente las discográficas multinacionales vayan a invertir dinero en algo así, teniendo en cuenta lo insignificante que se ha vuelto para ellas nuestro mercado. ¿Hay otra alternativa, o debemos pensar que el paradigma ha cambiado y muy poca gente querrá a partir de ahora pagar por escuchar una canción grabada? ¿qué opinan?

2 opiniones en “Industria discográfica y crisis”

  1. Me encantó este informe. Estaba buscando presisamente esto y coinsido completamente con su opinión. Gracias por la información!!

  2. yo personalmente creo que no haber creado una proteccion anti-rayas en los discos es un error que no compreneré nunca…..aun asi la pintura y la calidad de grabado superan en mucho a los cd`s virgenes. Esto, sumado a la gratificación que me genera sacar un disco de su caja, colocarlo en el reproductor y poder leer el librillo me hacen creer coherente la inversión que requiere su compra.

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