La semana pasada terminó con la trágica noticia del suicidio de Aaron Swartz, un programador y activista por la libertad de la información que pese a su corta edad formó parte de numerosos proyectos que ayudaron a crear la web tal y como la conocemos hoy (algunos ejemplos: el estándar RSS, las licencias Creative Commons, el agregador Reddit y el proyecto Open Library).
En 2010, Swartz se conectó a la red de la biblioteca académica digital Jstor y descargó 4 millones de artículos que se encuentran disponibles allí. Si bien lo hizo sin ocultar su identidad ni realizar hackeo alguno, fue detenido y acusado por el gobierno de Estados Unidos de fraude informático.
Según el fiscal, Aaron planeaba la liberación de estos textos y artículos científicos para que cualquier persona pudiera acceder a ellos. Al momento de su muerte, afrontaba una posible condena de hasta 35 años de cárcel y un millón de dólares en multas, incluso después de que las mismas autoridades de Jstor desistieron de sus acusaciones. Al conocer la noticia, el inventor de la World Wide Web, Tim Berners-Lee, escribió: “Aaron está muerto. Caminantes del mundo, perdimos a uno de nuestros sabios. Hackers por derecho, perdimos a uno de los nuestros. Padres todos, perdimos a un hijo. Lloremos“.