Licencias CC de sampleo

La semana pasada hablábamos de las diferentes licencias Creative Commons que los músicos pueden utilizar para distribuir sus obras en Internet u otros medios. Allí omitimos mencionar que existen unas licencias CC específicas para la música grabada, en las cuáles el autor de la grabación permite que la misma sea sampleada libremente. La licencia “sampling” admite que los usuarios tomen y transformen cualquier parte de la obra con cualquier fin excepto la publicidad, y no admite la copia de la obra entera. La licencia “sampling plus”, en cambio, permite además la copia y distribución de la obra entera. También existe la licencia “noncommercial sampling plus”, que permite tomar y transformar la obra con fines no comerciales.
Leyendo el blog 16-bits, nos enteramos de que la revista Wired distribuyó a fines del año pasado un CD con música de diferentes artistas, entre los que se encuentran David Byrne, Beastie Boys, Spoon, Gilberto Gil, Dan The Automator y Cornelius. La novedad es que los temas se publicaron utilizando licencias “sampling plus” y “noncommercial sampling plus”, de manera tal que cualquier persona puede samplearlos, hacer mash-ups, compartirlos en redes de intercambio, copiarlos, etc. Los MP3 se pueden bajar en forma individual o mediante un torrent.

Creaciones para todos

El software libre, tal como lo explica Richard Stallman, da a los usuarios una serie de libertades, entre las que se encuentran la posibilidad de ejecutar un programa, estudiarlo, redistribuir copias de éste, adaptarlo a sus necesidades, y mejorarlo, de manera que dichas mejoras puedan beneficiar al resto de la comunidad. Tal fue el éxito de esta nueva filosofía de distribución, que ya existen miles de aplicaciones libres, muchas de las cuales son capaces de realizar las mismas tareas que sus contrapartes propietarias o cerradas.
Ahora bien, ¿qué tal si se pudieran aplicar algunos conceptos del software libre u open source en otras áreas de la creatividad humana, como la literatura, el cine o la música? La respuesta llegó de la mano de Creative Commons, una organización que brinda a los autores varios tipos de licencias con las cuales distribuir sus obras, y de este modo, evitar a quienes quieran hacer uso de ellas tener que pedir permiso cada vez. Por ejemplo, una banda de rock puede distribuir sus canciones a través de su sitio web, aplicándoles la licencia “attribution”, que permitirá a quienes las descarguen utilizarlas en cualquier otro medio y con cualquier propósito, siempre y cuando se les atribuya su autoría. Otro tipo de licencia, llamada “no commercial”, asegura a los autores que sus obras no serán utilizadas con fines comerciales; y también existen las licencias “no derivative” (que permite la distribución de la obra siempre que no se hagan derivados de ella) y “share alike” (que le asegura al autor que las obras derivadas de la suya serán distribuidas utilizando la misma licencia). Por supuesto, los distintos tipos de licencia se pueden combinar entre sí, para dar más libertad a los creadores.
Al igual que ocurrió con el software libre, el uso de las licencias de CC está en constante crecimiento, y son los autores de muchos blogs los primeros en adoptarlas en forma masiva. También las están utilizando empresas más grandes, como el directorio de fotografías Flickr, que permite a sus usuarios adosarles una licencia CC a sus fotografías, o el sello discográfico online Magnatune, que brinda a grupos y solistas la posibilidad de subir sus canciones en formato MP3 y distribuirlas con este tipo de licencia. Incluso Yahoo! lanzó un buscador específico para este tipo de material, que aún se encuentra en etapa de prueba.
En España, me entero gracias a Pablo Tossi, el grupo La Vaca Güano acaba de lanzar Retrato Difuso, un disco que se puede bajar íntegro desde su sitio web y se distribuye con una licencia CC no comercial.
En la Argentina, el proyecto para traducir y adaptar las licencias a nuestra legislación es llevado adelante por Ariel Vercelli y Pablo Palazzi, quienes desde la Fundación OSDE están trabajando para que los creadores de nuestro país puedan hacer uso de esta gran herramienta.

Inrockuptibles recomienda MP3

Hace mucho que no compraba la revista, pero este mes caí en la tentación. Juro que no la compré por la nota de tapa dedicada a Gorillaz, grupo comercial si los hay.
A continuación, algunos lanzamientos indie de los que me enteré después de una primera leída:
– La banda Adenoma ya tiene listo su primer EP, el cual se puede bajar desde su sitio web.
– Siguiendo la cuestionada tendencia iniciada por Palo Pandolfo el año pasado, la banda Bicicletas lanzó un disco con covers de Rolling Stones, Doors, Chemical Brothers, The Cure y Durán Duran, entre otros.
Leandro Viernes también tiene disco, Música Para los Ojos, con nueve canciones, incluyendo un cover de Virus y una canción de Atahualpa Yupanqui.
– Por último, el Tripnik editó su segundo disco de la mano del sello de música electrónica Aerodiscos.

Una mención aparte mercece la inclusión de comentarios de algunos discos independientes de los cuales se puede bajar material en audio y/o video desde Internet, bajo la volanta “Guardar cómo… de la Red al disco rígido”. No sé si ya había aparecido en ediciones anteriores, pero ya era hora de que las revistas especializadas empiecen a fijarse en la música que no necesariamente viene en forma de compact disc.
Eso sí, no se molesten en visitar el sitio web de la revista, ya que aparentemente ha sido abandonado (no se actualiza desde el número de marzo).